- El director de la película ‘Puppy Love’, fuera de concurso, viajó hasta Valladolid con parte de su equipo para contar más detalles de su ópera prima
25/10/2010.- El primer largometraje de Michael Maxxis, realizador con una amplia trayectoria como director de videoclips, no ha estado exento de dificultades, empezando por la producción. Tal como reconoce Nicolette Saina, una de las productoras del filme, presente en la rueda de prensa que el equipo ha ofrecido tras la primera proyección del filme en la 65 Seminci, hacer una película de este tipo supone “un riesgo colectivo”. Y ha explicado: “Cuando se combinan arte y negocio, no hay un solo camino correcto. Preparar esta película ha llevado bastante tiempo, pero ha ido creciendo y mejorando, y me ha encantado la voz independiente de Michael”.
La elección del tema fue una apuesta personal del director, según su explicación al respecto: “Cuando eres cineasta tu objetivo es hacer películas y siempre quieres hacer películas cercanas a ti. Buscaba algo que tuviera un mensaje que se pudiera transmitir. Así que elegí una historia sobre mi primo, que es alguien que me ha inspirado toda la vida”.
Un elenco de lujo
Pero contar la historia de amor de un joven con una lesión cerebral y una prostituta adicta al crack y la heroína, a la que comenzó a pagar para que fuera su amiga, requería dosis extras de sensibilidad.
Y ahí entraba en juego el casting, un proceso que Maxxis ha calificado de muy particular. “Al ser una historia muy cercana a mí, de mi familia, quería ser muy cuidadoso con el elenco. A Morgan, Danny y su madre los conozco personalmente. No llegué a conocer a Carla, así que tuve que dedicar más tiempo a buscar a la persona adecuada para interpretar ese papel, y estoy muy contento de que Paz haya podido hacerlo; lo ha llevado mucho más allá de mi propia imaginación y estoy muy agradecido”.
Para interpretar al protagonista, el realizador contó con Hopper Jack Penn, que encajaba a la perfección en el personaje: “Morgan, mi primo, es una persona muy dulce y muy buena, y con Hopper conecté muy bien, ya que tenía todas esas cualidades”.
El director no es el único que alaba las cualidades de Hopper Jack Penn. La propia Paz de la Huerta, que ha dejado claro tanto en su discurso en la Gala de Inauguración como en esta rueda de prensa su pesar por que su coprotagonista no haya podido acompañarles a la Seminci, ha afirmado que su viaje principal durante el rodaje del filme fue con él “y fue increíble: un proceso muy orgánico”.
Respecto al resto de los demás personajes, el director creció con Danny (hermano de Morgan, interpretado por el luchador profesional de UFC Cowboy Cerrone), con quien compartió peleas en bares e, incluso, prisión. Candy, compañero de trabajo de Morgan y lo más parecido a un mejor amigo, “es un personaje resbaladizo y perverso”, en palabras de Michael Maxxis, muy bien encarnado por el rapero Mickey Avalon. Por último, en el papel de los delincuentes, “verdaderos delincuentes”.
Una prostituta adicta al crack
El personaje de Carla merece mención aparte. Se trata de una prostituta drogadicta y prácticamente sin techo, que ha perdido su casa y a su hijo, y que convive con una pandilla de delincuentes también grandes consumidores. Se topa con Morgan tras un servicio a domicilio a su hermano Danny. Morgan comienza a acercarse a ella como el cachorrito al que, poco a poco, su necesidad de cariño le ayuda a vencer el pánico para acercarse en busca de una mano amiga, aunque sea pagando.
Ese relato convenció a Paz de la Huerta: “No sentía que quisiera volver a actuar, creí que era una etapa acabada en mi vida, pero me llegó el guion y me conmovió: esa historia de amor entre dos personas que estaban rotas”.
Después comenzó el proceso de preparación del personaje, al que aplicó su metodología habitual: “Cuando tengo el guion, memorizo las líneas de arriba abajo para olvidarme de ellas y luego, cuando estoy rodando, hago meditación para meterme en el papel y conectarme con mi yo interior. Por ejemplo, si estoy en un estado de tristeza, intento conectarme con ese lado de tristeza y convertirlo en alegría; es una verdadera transmutación. La gente dice que actuar es como interpretar una mentira, pero yo creo que no, creo que es ponerse en contacto con una verdad real que está en tu interior. Eso me permite improvisar escena a escena, y estoy muy agradecida a Michael por dejarme hacerlo”.
Un relato en una piscina
Morgan, que tras un año de contacto directo con su amiga Carla y varios delincuentes ha pedido al fin el miedo a relacionarse con los demás, comienza a narrar su historia a un grupo de desconocidos con los que comparte una piscina de masaje: un hombre de mediana edad, una joven y su madre, una madre y sus dos niños…
“La piscina en realidad representa el público y la gente real. A veces cuando proyectamos la película piensan que representamos los márgenes de la sociedad, la gente pobre y desfavorecida, pero en realidad yo les veo como el corazón de la sociedad; gente normal, que tiene problemas y dificultades. Hay un contraste entre la vida real de las personas y el agua azul de la piscina”.
Pero la piscina tiene también su papel en la estructura de la narración. El mismo papel que tenía, en su caso, el banco de Forrest Gump, como ha explicado el director: “Volvemos a la piscina varias veces. En realidad es para rellenar hueco y permitir a los personajes de la película salir de la narración; algo así como ir a tomar el aire”.
Por otro lado, Morgan consigue atrapar a los presentes en su escabrosa historia, con más interés que escándalo. “La piscina es desde donde Morgan imparte su sabiduría, que es propia, su propia perspectiva y visión de las cosas, y eso permite su curación: es una opinión honesta. Él no juzga a nadie, ni a Carla, ni al hermano, ni al camello. Y esa actitud es lo que le permite a Carla curarse».