El director de Les passagers de la nuit muestra una historia de superación cotidiana basada en las relaciones familiares
Mikhäel Hers, director de Les passagers de la nuit, ha podido explicar en primera persona algunos de los detalles del filme, que compite en la Sección Oficial de la 67 Semana Internacional de cine de Valladolid. «Aunque suene a cliché, cuando imaginas dónde puede acabar tu película sueñas con verla en lugares que no conoces y culturas distintas, así que para mí es un placer que se pueda ver en España», afirmaba al respecto.
La cercanía geográfica y temporal hace que el filme sea bastante cercano para los espectadores españoles. Al menos para quienes conocieron los años 80 del siglo XX, momento histórico en el que está ambientada más por una cuestión de nostalgia del director, que vivió su infancia y primera adolescencia en esta época, que por necesidades reales del guion para la trama.
En su argumento, una mujer acaba de separarse de su marido y debe empezar a arreglárselas por su cuenta en el piso familiar, donde sigue viviendo con sus dos hijos adolescentes, pero sin el sueldo de su marido. En la calle, París celebra los pronósticos de cambio durante la noche electoral de 1981.
Ambiente frente a acontecimientos históricos
Pero Hers ha huido de la reproducción de acontecimientos como forma de reivindicar el espacio temporal, más allá de alguna pincelada de contexto histórico. Para lograr ese ambiente de años 80 se ha centrado en conseguir la atmósfera adecuada. «Es más bien una manifestación sensorial de la época, y en ese sentido la he calificado alguna vez de impresionista», ha afirmado en el plató de la 67 Semana, Canal Seminci.
A los propios recursos fílmicos del realizador para lograr su objetivo se unen no ya detalles de vestuario o atrezo, como el estudio de radio en el que comienza a trabajar la protagonista, Élisabeth (Charlotte Gainsbourg), donde la locutora fuma y bebe güisqui durante su programa nocturno Les passagers de la nuit. El propio programa, o más exactamente la forma de escuchar programas nocturnos, está en extinción.
Tal como ha explicado Hers durante la rueda de prensa de presentación en la Semana de Cine, Vanda (Emmanuelle Béart) es un personaje importante por todo lo que representa: «Cuando yo era joven escuchaba con mi walkman estos programas nocturnos en los que los oyentes contaban cosas muy personales e íntimas. Me llamaba la atención saber que muchas personas estaban escuchando lo mismo al mismo tiempo, cada uno desde un lugar diferente. Ahora, con los podcast, eso ya no sucede, se ha atomizado». Béart, con ropajes de carácter masculino y hombreras, hizo suyo el personaje en el momento que eligió el vestuario, según el realizador.
Personas que caminan hacia la luz
Todos los que rodean a la protagonista enmarcan su evolución y, de una u otra forma, caminan hacia la luz, como afirma el realizador. Tanto sus hijos adolescentes, que no pierden en ningún momento el vínculo familiar, como uno de los personajes más carismáticos, Talulah (Noée Abita), que conoce lo que es la sensación de pertenencia a un grupo familiar gracias a la acogida de Élisabeth. Precisamente gracias a Talulah Hers pone de manifiesto uno de los conceptos más importantes del filme: el de la generosidad desinteresada que caracteriza a Élisabeth.
La recuperación de la protagonista de su depresión, el crecimiento político, social o personal de sus hijos, la recuperación de Talulah de su toxicomanía… Todos los acontecimientos tienen su propio ritmo en el filme. «Parece que estamos acostumbrados a que las películas tengan un ritmo no natural, una sucesión de clímax que no suceden en la realidad. La vida no es así. Tiene momentos más altos y más bajos, pero no así. Yo he tratado de restituir en el filme el ritmo de la vida».
Próximos pases de «Les passangers de la nuit«: Domingo 23 de octubre a las 22:00h en el Teatro Calderón y lunes 24 de octubre a las 19:15h en el Teatro Carrión.