El encuentro, en el día dedicado al país invitado de la 68 Seminci, ha servido también de marco para la presentación del libro ‘El cine de la India: tradiciones, rupturas y disidencias’, «una de las publicaciones de cine indio en lengua española más completas»
En la cita, que ha tomado el título prestado del libro que también se ha presentado en el mismo acto, han participado el historiador y crítico Carlos Heredero, director editorial de Caimán Cuadernos de Cine y coordinador del volumen; los realizadores Stenzin Tankong (Last Days of Summer, cortometraje de Punto de Encuentro), Tarsem Singh (Dear Jassi, Sección Oficial fuera de concurso) y Reema Maya (Nocturnal Burger, cortometraje de Punto de Encuentro); la actriz, productora y activista social Vani Tripathi; Nerja Shekhar, secretaria adicional del National Film Developement Corporation India, y el cineasta y productor Bobby Bedi.
Aunque la relación entre el festival y la India es antigua, como ha indicado Nerja Shekhar, «en esta edición, culmina esa colaboración», que incluye una retrospectiva, la exposición fotográfica «Flamenco India de Carlos Saura», la publicación del libro o la propia mesa redonda. Como concepto de partida, «el diálogo entre obras claves en la historia de la India con obras contemporáneas», tal como ha explicado Estrada.
Narrativas de calidad y entretenimiento
Los invitados a la mesa han desarrollado un interesante debate sobre la historia y el momento actual del cine indio. Bobby Bedi ha escogido como punto de partida de su visión el volumen que se ha presentado: «El libro que coordina Heredero habla también de nuestra historia. En el momento en el que el cine musical llegó, avanzamos por ahí y se utilizó no para continuar la historia, sino para interrumpir la historia. Es el momento en el que nos expusimos al cine de jóvenes y a partir de ahí todo ha sido una montaña rusa, en la que se da ese cine comercial y además el independiente. Narrativas de alta calidad y espacio para la música y el entretenimiento de las masas».
Una visión similar, pero centrada en la temática, ha manifestado Vani Tripathi: «Nunca estaría en desacuerdo con un mentor como Bobby, pero creo que solo hay cine bueno y cine malo, y en la India se hacen las dos cosas. Lo que ha cambiado en las narrativas actuales es que hemos empezado a mirarnos en el espejo y no nos dan miedo los contextos muy cercanos en nuestras vidas, incluso de realidades extremas en nuestras comunidades, nuestra sociedad y las personas que las habitan».
Para la actriz y productora, «la narrativa no depende solo del poder de la magia, sino del poder del realismo». En festivales como la Seminci, ha asegurado, no se habla de si las películas son buenas o malas, sino del impacto que generan cuando se ven. Y se ha detenido en el giro hacia el mundo femenino: «Hay una explosión que también incluye la mirada de las mujeres. En las narrativas anteriores, si la mirada era femenina o la protagonista lo era, muchas veces la película no iba a poder venderse en el mercado, y eso ha cambiado. Estamos desembarazándonos de cierta losa del pasado. Cada vez hay más historias que tratan de personas de verdad», ha asegurado.
Digitalización del mundo e hibridación
La democratización que impone la disrupción digital es una posible causa de esa nueva forma de contemplar espacios más íntimos. Para Stentin Tankong, las producciones han cambiado desde que él era niño, y no tiene la más mínima dificultad en subirse a ese barco: «Cuando yo crecía el único cine a mi disposición era el de Bollywood. Posteriormente he aprendido más sobre el cine de otras regiones, y yo conecto más con esas cinematografías regionales».
El realizador puso como ejemplo las del Himalaya, entorno en el que hay regiones muy extensas con muy poca población. «Ahora hay una nueva generación en la que yo intento inspirarme, y no hacer películas en Bombay ni en hindi, sino centradas en nuestra propia historia, que es enorme y tiene muchas cosas que contar».
También Reema Maya contempla el cine desde esta perspectiva. Para la directora, la India tiene una trayectoria prolongadísima de cine independiente y comercial y «por parte del cine independiente, hay una reflexión interesante, pero también con un lado ‘escapista’ del cine comercial». Para ella, es fundamental la versatilidad, explorar nuevas técnicas narrativas y aprovechar un momento en el que la democratización del soporte gracias a la revolución digital permite el acceso a productos audiovisuales a personas que antes no lo tenían. Además, según ha afirmado, «ahora hay mucha gente joven que se solidariza entre sí y coopera».
Las peculiaridades del cine indio y las posibilidades de colaboración con el europeo o los condicionantes narrativos de esas peculiaridades estuvieron en el punto de mira de los ponentes. Nerja Shekhar ha resumido a la perfección los distintos puntos de vista entre posibles intersecciones entre Oriente y Occidente, y amplió a nuevas puertas abiertas, si cabe: «Tenemos muchas similitudes, mucha diversidad y mucho respeto por la diversidad. Además del cine, existe un sector creciente, el de la animación, donde hay una colaboración en aumento. Así que auguro un futuro muy brillante».
«Una de las publicaciones de cine indio en lengua española más completas»
La mesa redonda ha servido también de marco para la presentación del libro homónimo, «una de las publicaciones de cine indio en lengua española más completas», según ha expresado Estrada. El libro, el primero que se publica en inglés y en castellano en la historia editorial de la Seminci, es ambicioso. «El estudio más interesante que existe en España sobre el cine indio es de Alberto Elena, un capítulo en el libro Los cines periféricos: África, Oriente Medio, India. A partir de ahí, nuestra tarea consistía en componer un libro que pusiera el foco en distintos momentos de la historia del cine indio y que fuera representativo», ha detallado Heredero.
Tanto la revista como el festival han coincidido en el enfoque: hacer un libro que no solo viniera a respaldar el ciclo programado, sino que supusiera una extensión al conjunto de la historia del cine indio. «La pretensión era imposible», afirmaba el director editorial de Caimán. «Solo en el momento presente, de abril de 2021 a febrero del 2022, últimos datos disponibles, la industria india produjo 1.691 largos para salas y 1.195 para el mercado del vídeo. En ese mismo periodo, se contaron 961.000.000 de entradas vendidas solo en su territorio. Si esto lo multiplicamos por la historia del cine indio, se comprenderá que es inasumible», detalló el crítico.
Descartado lo imposible, listado en el que no entraba hacer un libro en tiempo récord, coordinador, editor (César Combarros), traductores (Gabriela Guerra, Juanma Ruiz y Elsa Tébar) y autores se pusieron manos a la obra. «Nosotros nos hemos limitado a coordinar el trabajo de críticos, estudiosos, investigadores universitarios…, de los más prestigiosos especialistas del cine indio, que han trabajado desde la India y desde otras universidades de todo el mundo», ha manifestado Heredero.
La estrategia fue seleccionar distintos momentos de la historia de la India y, desde esa perspectiva, buscaron momentos representativos: «Del cine mudo a la etapa clásica y a las múltiples realidades contemporáneas». Es decir, mucho más allá de Bollywood. Como resultado de esa selección se evitó caer en el reduccionismo y la superficialidad en el tratamiento de la historia, tal como ha explicado el coordinador del volumen.