«El cine de escuadra y cartabón a mí no me interesa». Así de tajante se ha mostrado Manuel Martín Cuenca durante la presentación de su última película, El amor de Andrea, en un Salón de los Espejos abarrotado de medios y espectadores.
El cineasta, que firma el guion junto a Lola Mayo, propone una nueva obra sobre afectos y desafectos familiares que supone un punto de inflexión en su filmografía. Es una película de esencia naturalista, despojada de todo ornamento, mucho más luminosa que sus anteriores trabajos y localizada en la Bahía de Cádiz sobre una niña que intenta recuperar la relación con un padre ausente.
«Hay algo fundamental en los jóvenes que tiene que ver con el afecto, con la búsqueda de afecto», ha incidido Martín Cuenca, que aboga por huir del costumbrismo y del drama más seco para acompañar la historia de «vida», «sonrisas» y «ganas de vivir».
Acompañado de parte del equipo de la película, el autor de obras como La hija (2021) y Caníbal (2013) ha ubicado el germen de la historia en una conversación con Lola Mayo hace más de una década que, durante la pandemia, comenzó a tomar cuerpo. «Comparto con Manuel esa preocupación por lo que es la familia y los niños», ha señalado Mayo, que ha aclarado que lo que buscaban con este filme era representar a los niños «de una forma horizontal: no como futuros ciudadanos, sino como actuales personas».
En esa línea, la búsqueda de jóvenes actores para encarnar a los protagonistas se alargó durante un año hasta hallar a Lupe Mateo, quien da vida a Andrea. «El cine es muy físico, está hecho de piel», ha expuesto Martín Cuenca para concluir que su interés no pasa por el actor ni la actriz, sino por «las personas que hay detrás».
Guillermo Galván, integrante del grupo Vetusta Morla, que ha compuesto la banda sonora de la película, ha desgranado los pormenores de un proceso que comenzó con el tema que aparece durante los créditos finales y que sirvió como base para levantar el resto de la música que aparece en el filme, enmarcada en el género de la habanera y siempre concebida «desde la mirada de la protagonista», según ha precisado.