La comunidad internacional puede estar al tanto de la rebeldía existente en Irán frente a la política o a la violencia y represión contra las mujeres, pero hay otros asuntos ante los que la sociedad se rebela también que no son conocidos fuera de sus fronteras y que el régimen intenta ocultar. Precisamente en uno de ellos ha querido detenerse el cineasta Ali Ahmadzadeh en Critical Zone, seleccionada para la nueva sección Alquimias y premiada con el Leopardo de Oro en Locarno.
La película entra en el oscuro mundo del tráfico de drogas, consentido por el Gobierno, «que quiere que la gente esté drogada, dormida, muerta», ha insistido el realizador iraní, quien ha admitido que casi ha tenido que escapar de su país para mostrar su trabajo, rodado de forma clandestina.
Ante el riesgo que corrió al plasmar esa realidad que se quiere tapar, Ali Ahmadzadeh ha asegurado que no lo interpretó en su día como un acto de valentía: «Cuando empecé en 2019 con este proyecto me afectó tanto la situación de Irán que sentía como un grito interior: ¿qué tengo que perder si ya lo he perdido todo?».
El director, que ha insistido en que las autoridades están «fomentando la muerte» con la droga y el alcohol adulterados, pese a la prohibición de su consumo, ha recordado que rodó con la cámara de un vecino, porque había perdido la suya, sin un equipo profesional, ayudado por amigos y conocidos. «Tampoco ellos tenían nada que perder», ha concluido.