El encuentro «El patrimonio cinematográfico en el siglo XXI» impulsado por Acción Cultural Española (AC/E) con motivo de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea plantea los retos a los que se enfrenta la preservación y la difusión del legado fílmico
Con muchos años de experiencia en la conservación de material, los responsables de las filmotecas y archivos asumen su «responsabilidad» en tiempos cambiantes en los que deben enfrentarse a nuevos soportes con la incertidumbre en cuanto a las técnicas para preservarlos.
La complejidad de la coyuntura que se vive en este campo es uno de los aspectos en los que coincidieron los participantes en la primera sesión de la jornada «El patrimonio cinematográfico en el siglo XXI», que han celebrado este martes en la Seminci las principales instituciones implicadas en la preservación del legado fílmico mundial, organizada por el festival y que forma parte de las actividades programadas por Acción Cultural Española (AC/E) con motivo de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea. Una segunda sesión ha dado voz a los festivales que programan ese cine clásico recuperado, que han reivindicado como «un cine vivo».
El comisario de la actividad, el director de la Filmoteca de Catalunya, Esteve Riambau, ha planteado el asunto en la mesa redonda inicial, titulada «Los archivos cinematográficos frente al dilema digital» y en la que han participado el director de Cinémathèque Suisse, Fréderic Maire; la directora de Filmoteca Española, Valeria Camporesi; el subdirector de la Cinemateca Portuguesa, Rui Machado, y la integrante de la comisión técnica de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF), y Celine Ruivo.
«Vivimos en una situación en la cual sabemos que la recuperación fotoquímica funciona, qué es lo que va a pasar dentro de unos años… ya veremos», ha señalado. Por el momento, lo que existe es una gran «incertidumbre en torno a la conservación digital», «muy compleja» y muy costosa; según distintos cálculos, hasta «diez veces más caro», ha añadido.
El subdirector de la Cinemateca Portuguesa ha reivindicado el papel de las filmotecas no solo por el trabajo de preservación, sino por una tarea mucho más amplia de la que, como si fuera un iceberg, apenas se ve un diez por ciento del total.
Esa labor incluye la búsqueda del patrimonio cinematográfico, ya que, especialmente en países donde no existe un depósito legal, al margen de las películas apoyadas por el Estado, no todo llega a los archivos oficiales y es necesarios acudir a otras instituciones que poseen fondos. Aunque ahora el debate se sitúa en el terreno de lo digital, Rui Machado, ha recordado que los profesionales deben tener conocimientos para preservar tanto en celuloide y como en los nuevos soportes.
La directora de Filmoteca Española, Valeria Camporesi, ha querido romper con la imagen estereotipada de este tipo de instituciones: «Parece que estamos en el pasado, pero también somos el futuro del presente, lo que nos coloca en una situación de responsabilidad».
También ha insistido en los nuevos desafíos a los que se enfrentan en cuanto a la preservación del legado cinematográfico y no solo en cuanto a los costes. Se ha pasado de la «comodidad de fotoquímica», cuyas condiciones de temperatura o grado de humedad son bien conocidas, a la «incertidumbre» ante el tratamiento de un material que exige un enorme consumo energético, ante lo que ha planteado la necesidad de «buscar alternativas».
El director de la Cinemateca Suiza, Fréderic Maire, ha podido exponer un caso de éxito en cuanto a implicación gubernamental para afrontar el desafío, gracias a la construcción de un edificio para integrar el digital en la filmoteca.
Pero eso no acaba con los problemas, porque tal y como ha señalado, será necesario trasladar esos materiales a «la nueva generación del digital»; «porque, si no, en unos años no se podrán leer esos archivos». Preservar ese patrimonio «no es almacenarlo en un armario y tirar la llave, hay que limpiar y cambiar el armario», ha dicho para resaltar la necesidad de «educar a los políticos» en esa idea «para entender la fragilidad de esta nueva memoria del cine».
Como representante de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF), Celine Ruivo ha recordado que la comisión técnica de la institución de la que forma parte ofrece soluciones para conservar las películas en países en vías de desarrollo, o lugares con climas muy húmedos, y se ha situado también ante los retos de los nuevos formatos, que generan archivos muy pesados que no todas las cinematecas tienen la capacidad para conservar. Tras señalar la importancia del soporte material como «fuente de preservación y conocimiento», ha advertido que «sin presupuesto y sin personal es muy difícil trabajar tanto en digital como en analógico».
En la presentación de la jornada, el director de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, José Luis Cienfuegos, ha agradecido a AC/E la iniciativa impulsada en el marco de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea que ha dado pie a esta jornada. «Este proyecto tiene todo el sentido en la Seminci, con 68 años de historia y que cuida las retrospectivas y las publicaciones», ha subrayado antes de recordar que el festival ha comenzado a «liberar» su biblioteca, digitalizada por el Archivo Municipal de Valladolid.
En la misma línea reivindicativa del patrimonio cinematográfico ha situado la sección Memoria y Utopía: «Los festivales tenemos que guardar un hueco para el cine del pasado, porque sin él no se puede entender el del presente». Con la Filmoteca de Castilla y León como anfitriona del encuentro, su directora, Maite Conesa, ha celebrado que la Seminci haya creado un «espacio muy importante» que dé cabida a las instituciones que custodian, restauran y difunden el patrimonio fílmico. «Nos ayuda a aumentar la difusión sobre los tesoros que guardamos, pero también aumenta nuestra responsabilidad», ha concluido.