La sección de primeras y segundas películas, Punto de Encuentro, ha recibido hoy a la directora Malene Choi, que ganó en ese apartado con su debut, The Return, hace cinco años. Ahora vuelve con The Quiet Migration, una vuelta de tuerca más al asunto de la adopción ya tratado en su ópera prima a partir de su experiencia personal.
En este caso, y de la mano de un joven coreano adoptado en Dinamarca, refleja «el racismo presente incluso en las familias de adopción». «Quería mostrar esa sensación de ser un alien, un bicho raro en una sociedad que te adopta», ha señalado sobre un protagonista que también físicamente es muy diferente a los chicos daneses, y no solo por los rasgos faciales.
La directora danesa de origen coreano ha recordado que Dinamarca es una «nación joven respecto a la inmigración», un fenómeno que en ese país comenzó en los años cincuenta y sesenta, y sus pobladores, por tanto, «no están acostumbrados a convivir con otras culturas». De algún modo, The Quiet Migration rompe con la imagen del «país feliz» que se tiene desde fuera, y Malene Choi se ha mostrado «encantada» de ello y de enseñar otras caras de los nórdicos.