El festival llega a su ecuador con el estreno en la Sección Oficial de Samsara, la última película del siempre personal Lois Patiño, una historia de reencarnaciones que comienza en Laos con una anciana y su nieto hasta desembocar en Zanzíbar junto a dos niñas y una cabritilla, y una película «que ver con los ojos cerrados», en relación con un momento del filme en el que la descripción de es.
«Intentamos usar todas las estrategias posibles para tratar de evitar los exotismos», ha señalado el realizador gallego, durante un encuentro con los medios, en referencia al «efecto postal» que suele ir asociado a las filmaciones de paisajes y culturas tan habituales en su filmografía.
«Siempre he intentado encontrar la belleza más el misterio», ha precisado Patiño sobre una trayectoria de fuerte impronta pictórica que, ahora, se modula para acomodarse a una estructura más narrativa en una película que llega a Valladolid tras su paso por la Berlinale, donde ganó el Premio Especial del Jurado en la sección Encounters.
El autor de Costa da morte (2013) y Lúa vermella (2020) ha descrito cómo el rodaje tuvo lugar con un equipo muy pequeño y una importante participación de las comunidades locales, tanto en el elenco como en la producción, para «dejar espacio» y permitir que aflorasen «sus preocupaciones actuales».
«La cuestión era cómo evitar ser turistas», ha añadido Xavier Erkizia, diseñador de sonido presente también en la rueda junto a las productoras Garbiñe Ortega y Leire Apellaniz. Erkizia ha diferenciado entre transitar un espacio y habitarlo, y se ha referido a lo segundo como fundamental «antes de posar la cámara». «Queríamos hacer, de esos territorios, lugares para nosotros», ha concluido.