Concha Velasco (Valladolid, 1939 – Majadahonda, 2023), fallecida este 2 de diciembre a los 84 años, ha sido uno de los rostros más populares y queridos del mundo del espectáculo en España. Polifacética como pocas, deja un legado de más de 80 películas, más de treinta obras de teatro y musicales, discos y grandes éxitos en la pequeña pantalla.
La actriz siempre profesó un cariño especial al festival de su ciudad natal. Aquí presentó la serie «Teresa de Jesús» (1984), de Josefina Molina, donde daba vida a la santa de Ávila en uno de los papeles que marcó su carrera. Un año después, ganaba el premio a la mejor actriz de la 30 Seminci por su papel en «La hora bruja» (1985), de Jaime de Armiñán comedia que protagonizaba con Francisco Rabal y que fue propuesta para representar a España en la edición de los Oscars de aquel año.
La siguiente edición, Seminci rindió homenaje a su trayectoria profesional hasta ese momento, con un ciclo de películas y la edición de un libro que repasaba su carrera escrito por Fernando Méndez-Leite, además de la entrega de una Espiga de Honor.
Según recoge el libro 50 años de la Semana Internacional de Cine de Valladolid. Una ventana al mundo, de César Combarros, Concha Velasco confesaba haber recibido con sorpresa la propuesta de un ciclo en su ciudad natal: «No tengo edad suficiente para que me ofrezcan un homenaje, pero como llevo treinta y dos años de profesión pienso que esta revisión de mis películas puede servir también como repaso al cine español de todo ese periodo».
Concha Velasco ha estado siempre muy unida a Seminci, que le entregó la Espiga de Honor de su 58 edición, convirtiéndose en la única persona -junto a Ettore Scola- en tener dos Espigas de Honor del festival. Tras recibir la primera, confesaba que «la Espiga de Oro ocupa un lugar muy especial en mi casa, y mira que yo he sido una actriz muy premiada, con reconocimientos muy importantes a lo largo de mi vida…», tal como recoge el libro de César Combarros.
En los últimos años, Concha Velasco nos visitó en la 63 edición para presentar el cortometraje «Mañana y siempre», dirigido por su hijo Manuel M. Velasco, y un año después entregó a su gran amigo Pedro Olea el trofeo que celebraba los 50 años de su película «El bosque del lobo», en la que sería su última presencia en Seminci.
Repasamos en esta galería de fotos algunos de los momentos que compartimos con ella.