Insobornable en su práctica de un cine siempre subversivo, Kikol Grau (Las más macabras de las vidas, Los demenciales chicos acelerados) llega a la 69ª Seminci para presentar el estreno nacional Turismo de guerra, obra que hurga en las contradicciones, las paradojas y las grietas de los discursos oficiales en torno a nuestro pasado reciente, al tiempo que apunta a las nuevas formas de guerra que amenazan nuestro presente inmediato.
La película, que participa en la sección Tiempo de Historia, es la primera aproximación de Grau a la imagen real, después de doce títulos en los que trabajó con material de archivo. «Son imágenes que llevo grabando desde hace muchos años por diferentes sitios de toda España, poniendo el foco en los vestigios de la Guerra Civil, viendo cómo se turistifican y patrimonializan», comentó el realizador en la presentación.
Sobre el punto de partida de la película, añadió: «Todo parte de una noticia que vi en televisión de que habían puesto una heladería frente a Auschwitz-Birkenau, para que te puedas tomar un helado mientras paseas por el campo de concentración. Me pareció una banalización total de la historia. Y como siempre he estado trabajando sobre la historia reciente de España, decidí trasladar el discurso aquí y hacer algo con eso».
Turismo de guerra toma la forma de un tour que pone en evidencia de qué manera el recuerdo del horror genera una industria del turismo que entra en contradicción con el significado histórico de estos lugares. Todo con el empleo siempre oportuno del montaje dialéctico, el uso contrapuntístico de la música y las dosis precisas de caos. «Le he puesto bastante humor porque es un tema muy complicado», dijo el director. «Casi siempre suelo trabajar solo, muchas veces con presupuestos ajustados, pero que me permiten tener una libertad absoluta sobre el trabajo que hago».