69 edición. Del 18 al 26 de octubre de 2024.
69 edición.
18 /26 octubre 2024
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El encuentro ‘La mañana del corto español’ ha reunido a gran parte de los realizadores que presentan sus últimos, o primeros, trabajos en la Sección Oficial

El encuentro ‘La mañana del corto español’ ha reunido a gran parte de los realizadores que presentan sus últimos, o primeros, trabajos en la Sección Oficial

El encuentro ‘La mañana del corto español’ ha reunido a gran parte de los realizadores que presentan sus últimos, o primeros, trabajos en la Sección Oficial

La edición 69ª de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) ha programado 14 cortometrajes españoles, seleccionados entre los 400 trabajos presentados, englobados en dos sesiones tituladas La Noche del Corto Español. Para completar el programa dedicado a estos creadores, hoy se han celebrado dos mesas redondas bajo el título ‘La mañana del corto español’, en las que han participado diez de los cineastas que presentan sus trabajos en la competición.

Anna Solanas y Marc Riba, los directores de Mater Benefacta, han desmontado el mito de que los realizadores ven los cortometrajes como un laboratorio de ensayo y aprendizaje antes de lanzarse a dirigir un largometraje. Aunque reconocen que su caso es muy particular, porque llevan más de 20 trabajando en cortometrajes de animación, concretamente de stop motion, una técnica tradicional que consiste en grabar fotograma a fotograma objetos para construir el movimiento. «En la animación, el cortometraje es un fin en sí mismo», han asegurado.

Con Mater Benefacta reivindican también que la animación no debe arrinconarse solo al entretenimiento infantil. Con este trabajo ofrecen una crítica a la religión católica y un acercamiento tenebroso al robo de bebés que sucedió hasta los años 80. “Utilizamos la animación para mostrar una visión deformada y poética; hacer un pequeño y crudo retrato de la historia de España a través de muñecos de madera”, ha definido Anna Solanas, sobre lo que ha aportado más detalles Marc Riba: «Nos gustaba intentar meternos en la mente de la monja; sus luchas internas, lo que la lleva a hacerlo, mezclando temas morales».

A pesar de este ejemplo, la producción nacional de cortometrajes representados en esta edición coincide en la habitual falta de recursos, o dificultades para conseguir financiación, lo que perpetúa la necesidad de contar con la desinteresada ayuda de amigos o familiares o, como en el caso de El otro, de Eduard Fernández, interpretar a la vez que dirige su ópera prima como director. “Quería contar con un actor que lo hiciera bien y sin cobrar, así que me dije: ‘lo hago yo y me ahorro indicaciones’”, ha bromeado. “Me ha resultado sencillo dirigir. He aprendido mucho de los rodajes en los que he estado. Tenía claro cómo quería rodar y he sabido renunciar a lo que hay que renunciar para poder más planos en lugar de perfeccionar uno solo”.

El otro surgió, según Eduard Fernández, de una imagen: la de un hombre solo en su casa, alejado de sus amigos y su hijo, que acaba acosado por sus fantasmas y huye de su casa. “Este cortometraje pretende compartir ese dolor profundo de estar solo”, ha añadido.

En el caso de El príncep, Álex Sardá, premio DOC en la 67ª Seminci, el protagonista Enric Auquer (El maestro que prometió el mar) es su primo, por lo que estuvo implicado en el proyecto desde el principio y, según Sardá, sus aportaciones hicieron crecer el guion. La historia mezcla familia y corrupción en un juego de capas que pone en entredicho la concepción de uno mismo y de su familia.

En la noche caminamos solos, Amanda Cots y Ángel Suárez Ávila, directores de Futuro, una fábula sobre el éxodo masivo de jóvenes cubanos que rodaron ellos dos solos, cámara en mano, entrando ilegalmente en un espacio cerrado condenado a desaparecer, símbolo de la amistad que se romperá cuando uno de los amigos se marche. «En la escuela de San Antonio de los Baños hemos aprendido a rodar con pocos recursos», reconoció Ángel Suárez, a lo que añadió Amanda Cots: Nos acercamos al cine con poco presupuesto y medios, pero salen buenas películas».

Si la formación en una determinada escuela de cine determina un estilo común es uno de los temas que se planteó en la mesa redonda. En este sentido, Rafa Alberola (En la noche caminamos solos) y Manuel Manrique (Una cabeza en la pared) ambos estudiantes de la ECAM, reconocieron que se crea una comunidad el estudiar en una misma escuela. «Es importante trabajar con gente cercana; es un trabajo lo bastante duro para no hacerlo con la gente que quieres», ha admitido Alberola, cuyo corto, una metáfora sobre la precariedad laboral contada como una historia de vampiros, se convertirá próximamente en un largometraje. Por su parte, Manrique parte de la premisa de qué sucedería con un torero en un mundo sin corridas de toros y crea una atmósfera cañí y futurista con Nacho Sánchez (Mantícora) como protagonista, que se convertirá próximamente en un largometraje.

Mariano Schoendorff (They Send Word), por su parte, como graduado en Inglaterra y Estados Unidos reconoce que estudiar en países anglosajones implica un acercamiento distinto al hecho cinematográfico, pero que intenta integrar ambos universos. Su trabajo es un biopic sobre José Manuel Ordovás que parece ficción por el «caleidoscopio de locuras» de este personaje, al que rodaba escondido en un coche cuando repartía folletos sobre alienígenas en las calles de Madrid para incluir recursos documentales.

El enfoque de género lo ha aportado Lucía Forner doblemente, al unir en Berta, corto protagonizado por Nerea Barros, el género del rape revenge y el enfoque de encarar una violación desde un punto de vista femenino, centrándose en la venganza posterior. «¿Cómo rodar una escena de violación con sensibilidad? Hacerlo de forma que no acabe en una película porno», ha avisado.