- Concha de Plata al mejor director en el Festival de San Sebastián, El llanto plantea una metáfora sobre la violencia que sufren las mujeres
Ester Expósito, Mathilde Ollivier y Malena Villa protagonizan este film presentado en proyección especial en esta edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci). El realizador Pedro Martín-Calero ha logrado con su primera película, El llanto, revertir los códigos de género del cine de terror para contar una historia (o tres) sobre violencia de género y ganar con ello el premio al mejor director en el pasado Festival de San Sebastián.
El llanto es una cinta de terror dramático que asume los códigos de la vertiente más psicológica del género. El argumento se centra en tres mujeres que son acechadas en diferentes lugares y momentos del tiempo por un mismo sonido sobrecogedor: un llanto. «Quisimos dar la vuelta a ciertos lugares comunes del cine de terror que lo hacen previsible, y uno de ellos es la estructura lineal», ha afirmado el director.
Por ello, coescribió el guion con Isabel Peña (As Bestas, El reino) plantea un relato circular en tres episodios, con Ester Expósito como protagonista en su cabeza. A la actriz, que aceptó por su admiración a la guionista, le atrajo la posibilidad de que plantease una metáfora para hacer reflexionar al público sobre la violencia que sufren las mujeres, además de poder acercarse al personaje desde la vulnerabilidad.
A ella se unieron después Mathilde Ollivier y Malena Villa, que convencieron tanto al director que adaptó el personaje a la argentina Malena Villa, aunque en el guion no encajaba con ella: «Me atrapó que lanzara un mensaje tan potente, casi político, desde el lenguaje del terror», ha asegurado Malena Villa. Por su parte, Mathilde Ollivier conectó tanto con el personaje que hizo todo lo necesario, como aprender español, para ser la elegida. «Son tres actrices de raza e instinto que aportaron mucho a la película», ha admitido Pedro Martín-Calero, quien ya está trabajando en dos guiones para futuros proyectos que comparten un elemento fantástico, aunque no de terror.
Lo que atrae a Pedro Martín-Calero del género de terror es su capacidad visual, su surrealismo, su capacidad de generar atmósferas que otro género no da. La apuesta del director para El llanto fue conseguir una película con una sensación pesada, a través del sonido o los encuadres, lograr un terror psicológico sin utilizar sustos físicos. «Intentamos que el terror cuando aparece cambiara la vida de los personajes. La idea era acumular la tensión y apostamos por hacer un final que escapara del género y fuera más emocional; encontrar un equilibrio entre un final delicado sin ser naif».