El ganador del Goya al mejor documental por Un instante en la vida ajena (2003, codirigido con Javier Rioyo) disecciona en su nuevo filme el complejo mundo de la viticultura. Profesionales y otras personas ajenas al sector, enamoradas de los caldos y conocidas de otros ámbitos (gastronomía, interpretación, deporte…), contribuyen a plasmar toda una cultura. La película muestra la fusión entre tradición e innovación en una actividad que constituye un modo de vida y de comunión con el territorio. El trabajo cuenta con participación castellano y leonesa, concretamente a través de la producción, en manos de Rodrigo Espinel, quien ya ha colaborado con López-Linares en Formentor, el mar de las palabras (2020). Y conecta, además, con la tierra de un festival apadrinado por Ribera del Duero, donde igualmente se siente el vino muy de cerca.