La 68 Seminci rinde homenaje a la actriz coincidiendo con la proyección de ‘Mamacruz’, la última película de Patricia Ortega, donde interpreta a una mujer mayor que redescubre su sexualidad
Kiti Mánver, la «eterna secundaria» del cine español, según se ha autoproclamado durante la rueda de prensa de Mamacruz, proyectada fuera de concurso en la Sección Oficial y en la que da vida a una mujer que redescubre placeres que creía olvidados, ha recibido esta tarde en el Teatro Zorrilla de manos de la vicepresidenta de la Academia del Cine, Susi Sánchez, la Espiga de Honor de la 68 Seminci por una carrera tras las cámaras de algunos de los mejores realizadores del país que la ha convertido en uno de los rostros más habituales en la escena audiovisual española.
«Estoy teniendo una vejez dulce, me siento una privilegiada, con dos protagonistas mujeres y, además, mujeres mayores», ha reconocido Mánver para reclamar que se haga «justicia» con las actrices de su generación y se escriban más personajes femeninos maduros.
«Hay mucho, mucho que contar», ha incidido la intérprete, una declaración que ha respaldado con su rol en Mamacruz, la última película de la realizadora venezolana Patricia Ortega, que ya desembarcó en la 63 Semana con Yo imposible, proyectada en Punto de Encuentro y ganadora de la Espiga Arcoíris. En su tercer largometraje, Ortega insiste en una de las constantes de su filmografía como es la sexualidad para firmar un retrato sobre una mujer mayor que, tras muchos años, vuelve a experimentar deseo.
«Mientras escribía el guion, me preguntaba por qué tendemos a ver a las madres y abuelas como seres asexuados», ha recordado la cineasta latinoamericana para, después, situar el origen de la historia en una anécdota relacionada con su propia progenitora. Ambientada en origen en Venezuela, el traslado del proyecto a Sevilla propició una adaptación del relato y de los personajes a las idiosincrasias locales. «Encontrar el tono de la película fue lo más difícil», ha rememorado Ortega, que ha señalado que lo que «tenía claro» es que había que abordarla «desde el humor».
«Para nosotros, era muy importante la vitalidad, la energía, la vida; quería que dejáramos de ver a una mujer de setenta años, que encontráramos a una persona que trasciende a su edad», ha explicado la directora venezolana sobre esa «materialización de lo invisible, esa pulsión sexual que va surgiendo poco a poco». Para representarlo en la pantalla, Ortega ha utilizado, sobre todo, la luz y el color, con gradaciones en función del estado anímico de la protagonista.
Kiti Mánver, trabajadora incansable
Kiti Mánver, nombre artístico de María Isabel Ana Mantecón Vernalte, nació en 1953 en Antequera (Málaga), aunque su familia emigró pronto a Madrid. Debutó en el teatro a los 16 años y, en el cine, a los 17, de la mano de Jorge Grau (Chicas de club, 1970), aunque su primer papel protagónico se lo daría Manuel Gutiérrez Aragón en su ópera prima, Habla, mudita (1973), alegoría de los estertores del franquismo.
Trabajadora incansable, ha participado en más de cincuenta películas, una treintena de obras de teatro y otras tantas series españolas de televisión, con habilidad para destacar incluso en papeles secundarios. Con Pedro Almodóvar, en Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980), hizo de «la chica que es modelo y cantante, pero no una puta» —tal y como se describía su personaje en los créditos—; tuvo un papel preponderante en Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), y participó en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984), La flor de mi secreto (1995) y Los abrazos rotos (2009). Con Gutiérrez Aragón, además de en Habla, mudita, participó en Cosas que dejé en la habana (1997) y El caballero don Quijote (2002). También rodó con Fernando Colomo (¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?, 1978), Fernando Trueba (Ópera prima, 1980), Julio Sánchez Valdés (Luna de lobos, 1987), Martín Patino (La seducción del caos, 1990), Gonzalo Suárez (La reina anónima, 1992), Álex de la Iglesia (La comunidad, 2000), Icíar Bollaín (Te doy mis ojos, 2003) o José Luis Garci (Luz de domingo, 2007), entre otros.
En la pequeña pantalla, se estrenó en 1974 con Historias para no dormir, de Chicho Ibáñez Serrador, y continuó en tan series populares como Curro Jiménez, Estudio 1, Gran Hotel, La que se avecina, El origen, La casa de papel y Cuéntame cómo pasó, entre otras.
El teatro ha sido su constante en la última década con obras sobresalientes como Las heridas del viento y Sensible. En 1992, logró un Goya a mejor actriz de reparto por su interpretación en Todo por la pasta, de Enrique Urbizu, que protagonizó junto a la también malagueña María Barranco. En 2009, recibió la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos a la mejor actriz secundaria en Pagafantas, de Borja Cobeaga.
Espiga para el alquimista del vino Raúl Pérez La jornada de reconocimientos se ha completado con la Espiga de Honor que se concede en Cine Gourmet y que ha recogido el enólogo berciano Raúl Pérez. En el que ha calificado como un año complicado, este alquimista del vino ha logrado el equivalente a lo que sería su «tercera Estrella Michelin»: los 100 puntos Parker con Viariz La Muria, algo que llevaba tres décadas buscando, según ha confesado. «Llegué a pensar que mis vinos no se entendían», ha dicho durante un emotivo discurso de agradecimiento por el reconocimiento del festival.