Laura Ferrés explora «el misterio de lo cotidiano» en La imatge permanent, su ópera prima, que llega hoy a la Sección Oficial tras su paso por Locarno. Si, en Los desheredados, Goya al mejor cortometraje de ficción y ganador de la Semana de la Crítica de Cannes, narraba, a medio camino entre el documental y la ficción, el cierre de la empresa de autobuses de su padre, es su familia materna la que inspira su primer largo, en el que indaga sobre las raíces de aquellos que emigraron desde Andalucía a Cataluña, como fue su caso.
«La película intenta ser un retrato de estas personas, pero deviene en una ficción que me sirve para hablar de cosas que considero importantes», ha desgranado Ferrés durante una intervención ante los medios en la que ha señalado que ese sustrato de realidad está al servicio «de un imaginario propio».
«Los temas me interesan, pero, sobre todo, me interesa el cine», ha explicado la realizadora catalana, que plantea en este filme un lenguaje «que bascula entre el naturalismo y el artificio» y que encuentra paralelismos con el estilo de Robert Bresson, un planteamiento que toma forma con la inclusión de actores no profesionales —actrices, en este caso—, como María Luengo y Rosario Ortega, sus protagonistas.
«Para mí, esto ha sido surrealista; estoy en una nube», ha confesado Luengo, una impresión compartida con Ortega. «Quién me iba a decir a mí que me iba a pasar esto», ha añadido la coprotagonista de un filme sobre Carmen, una publicista que, en plena búsqueda de caras ‘reales’ para una campaña, se encuentra con Antonia, una mujer que arrastra una herida del pasado.
