Lourdes y Lana se conocieron telepáticamente gracias a las ‘píldoras sensoriales’, una tecnología que permite acceder a las sensaciones de otras personas a distancia. Tras meses de relación, Lourdes decide visitar la casa de campo de sus padres, Vicente y Carl, y presentarles a su novia. Una tormenta imprevista cambia sus planes de fin de semana obligándoles a encerrarse en casa. Ante la noticia de la desaparición de un niño en medio de la tormenta, Lana comienza a cuestionarse los límites de su telepatía.