Charlotte Rampling

Nació en 1946 en Essex (Inglaterra) y creció entre Gibraltar, España y Francia, antes de instalarse en Londres. Debutó a los 20 años con papeles menores, y los dos primeros títulos de su filmografía llevan la firma del británico Richard Lester: la comedia musical con los Beatles ‘A Hard Day’s Night’ (1964) y ‘El knack... y cómo conseguirlo’ (1965). Poco después, Luchino Visconti le brindó el primer papel relevante de su carrera en ‘La caída de los dioses’ (1969) y fue cinco años más tarde cuando saltó a la fama gracias a Liliana Cavani con ‘Portero de noche’ (1974).

Medio siglo después, ha participado en un centenar de filmes en Europa y Estados Unidos, además de ser musa de fotógrafos como Helmut Newton y Peter Lindbergh. Su intensa filmografía está jalonada de papeles inolvidables de la mano de maestros como Woody Allen (‘Stardust Memories’, 1980), Nagisa Oshima (‘Max, mon amour’, 1986), Lauren Cantet (‘Hacia el sur’, 2006) o Lars von Trier (‘Melancholia’, 2011), y ha alternado el cine de autor, a veces controvertido, con producciones taquilleras como la postapocalíptica ‘Zardoz’ (John Boorman, 1974), ‘Orca, la ba- llena asesina’ (Michael Anderson, 1977), ‘Veredicto final’ (Sidney Lumet, 1982), ‘El corazón del ángel’ (Alan Parker, 1987), ‘Spy Game’ (Tony Scott, 2001) o ‘Dune‘ (Denis Villeneuve, 2021 y 2024), entre otras muchas.

Su trayectoria se vio recompensada en 2001 con un César honorí- fico. Con ‘Swimming pool’ (François Ozon, 2003) se llevó el Premio del Cine Europeo; gracias a ‘45 años’ (Andrew Haigh, 2015) ganó el Oso de Plata en Berlín, el premio a mejor actriz en Seminci y fue nominada al Oscar, recibiendo ese año el premio honorífico de la Academia del Cine Europeo, antes de brillar de nuevo con ‘Hannah’ (Andrea Pallaoro, 2017), que le deparó la Copa Volpi a la mejor actriz en Venecia.

Su larga trayectoria la confirma como una de las estrellas más fascinantes del cine europeo, símbolo de un estilo y una moderni- dad que resiste el paso del tiempo, y que ahora la Semana reco- noce con su mayor distinción, la Espiga de Honor.