José Sacristán (Chinchón, Madrid, 1937) estudió en la Institución Sindical de Formación Profesional Virgen de la Paloma, pero abandonó el centro para trabajar en un taller mecánico. Cuando cumplía el servicio militar en Melilla, decidió dedicarse a la interpretación, dejando su trabajo de mecánico tornero, para seguir su vocación teatral. Se interesó desde muy joven por el teatro independiente y comienza en el Teatro Infanta Isabel de Madrid. Actuó como aficionado hasta 1960, año en que debuta como profesional. Su acceso al mundo cinematográfico se da en la década de los sesenta con papeles secundarios que poco a poco fueron adquiriendo importancia.
Estuvo incluido en el grupo de actores más taquilleros del cine español de los setenta junto a Alfredo Landa y José Luis López Vázquez. Su debut en el cine se produjo con La familia y uno más y luego vendrían las comedias atrevidas de la época. Después, José Sacristán se reveló como un excelente actor dramático en trabajos como Un hombre llamado Flor de Otoño, de Pedro Olea, La colmena, de Mario Camus o El pájaro de la felicidad, de Pilar Miró. Con más de un centenar de películas a sus espaldas, también ha destacado como director. Es un actor estrechamente vinculado al teatro y entre sus últimos trabajos destacan los musicales El hombre de La Mancha y My Fair Lady, en los que compartió protagonismo con Paloma San Basilio.
Fue premiado con la Concha de Plata en el Festival de Cine de San Sebastián de 1978 por Un hombre llamado Flor de Otoño y en 1982 consigue el primero de sus cuatro Fotogramas de Plata por su trabajo en la película La colmena. En 2012 obtiene su primer y único Premio Goya por su papel en la película de Javier Rebollo El muerto y ser feliz, por la que también recibe su segunda Concha de Plata en San Sebastián.