Nanni Moretti

Nanni Moretti (Brunico, Italia, 1953), uno de los cineastas europeos más destacados, es uno de los autores ligados a Seminci casi desde el principio de su carrera. La 39 edición de Seminci se abrió con la proyección, fuera de concurso, de “Querido diario” (Caro Diario, 1994), film con el que Moretti había recibido el premio al mejor director del Festival de Cannes de ese año.

Su autor, Nanni Moretti, acude a Valladolid a presentar su película y se mete al público de Valladolid en el bolsillo con su locuaz intervención: “viendo sus caras me parece que no han visto ninguna de mis películas, así que durante los próximos cincuenta o cincuenta y cinco minutos les hablaré de todas ellas”.

Solo una de sus obras había llegado a España: “La misa ha terminado” (Las messa è finita, 1985), algo que subsanará la Semana al año siguiente con una retrospectiva completa. Así, la 40 Seminci programa un ciclo retrospectivo completo, organizado en colaboración con Cinecittà International. Está integrado por nueve largometrajes, dos cortos, tres films en los que interviene como actor y dos documentales sobre su trabajo.

Antes del estreno de “Bianca” (1984) en el Lope de Vega, el entonces director de Seminci, Fernando Lara, entrega la Espiga de Oro Especial al cineasta que, tras la película, ofrece un multitudinario encuentro con el público hasta las dos de la madrugada.

Nanni Moretti regresa a Valladolid en la 48 edición, que programa su cortometraje “The Last Consumer” (El último cliente, 2002) en la sección Punto de Encuentro, y en la 56 edición, que elige su nueva película, Habemus Papam, para la sesión inaugural del Festival.

En esta película, Nanni Moretti muestra, tras la muerte de Juan Pablo II, al recién elegido papa con muchas dudas acerca de su nueva condición. Moretti aseguraba en su presentación que había querido rodar una película sobre su papa, su Vaticano y sus cardenales y alejar la historia de cualquier connotación polémica en la que la Iglesia pudiera estar sumida.

Moretti se ha burlado de todo lo posible en sus películas. La voz crítica del cine italiano ha puesto en el disparadero a la izquierda y a la derecha de su país, a una generación que traicionó sus sueños de juventud, al sistema educativo, al mundo del cine o a las relaciones entre padres e hijos. Y a Berlusconi, a quien iban dirigidas todas las críticas de su largometraje “Il caimano” (2006).

Todo ello con un cine en el que no siempre resultaba fácil distinguir dónde empezaba la ficción y terminaba el Moretti real. En “Caro Diario”, la cinta que abrió la Seminci de 1994, el realizador se apoyaba en su vida personal para hablar incluso del cáncer que padeció hace años. Y si casi siempre lo ha hecho desde una vertiente humorística, también ha demostrado, como en el caso de “La stanza del figlio” (La habitación del hijo, 2001), saber manejar los resortes del drama y construir obras aparentemente alejadas de su carácter.

Información elaborada a partir del libro “50 años de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (1956-2005). Una ventana al mundo”, de César Combarros Peláez.