La Espiga y otros premios
La espiga es el trofeo por el que compiten las cintas que participan en la Sección Oficial. Un premio ya clásico que han recibido algunos de los más importantes realizadores de las últimas décadas, cuya entrega tiene lugar en la gala de clausura que se celebra en el Teatro Calderón.
De oro o de plata, la Espiga de Oro se erige como principal galardón de la Seminci tras la desaparición del antiguo Lábaro y, antes aún, del originario Dom Bosco.
Cuando en 1956 dio comienzo la Seminci, conocida entonces como Semana de Cine Religioso, el festival no se concibió como una competición, por lo que en esa primera edición y la siguiente no se otorgó ningún premio.
No fue hasta la tercera edición del festival, en 1958, cuando apareció el ‘Dom Bosco’, de oro para la película ganadora y de plata para la finalista, junto al reconocimiento de ‘Mención Especial’.
Su existencia, sin embargo, fue muy corta. Un año después, el Don Bosco dio paso al Lábaro y el premio de ‘Mención Especial’ desapareció y fue sustituido por el ‘Premio Ciudad de Valladolid’. En su primer año de vida, el Lábaro de Oro recaería en The Prisoner, de Peter Glenville, en la categoría de largometrajes, y en Die Weltenuhr, producción de la Alemania federal, en la de cortometrajes.
Tan solo un año después, en 1960, un nuevo galardón tomaba forma. Surgía así la Espiga, que años después se convertiría en el principal reconocimiento del festival pero que, hasta entonces, compartiría papel con el Lábaro, el ‘Premio Ciudad de Valladolid’ y las ‘Menciones Especiales’. A lo largo de las siguientes ediciones el festival mantuvo estos premios, a los que se unió, en 1961, el Premio San Gregorio y el Premio FIPRESCI, concedido por la Federación Internacional de Prensa Cinematográfica.
En 1974, en la decimonovena edición del festival, desaparece finalmente el Lábaro. A partir de este momento, la Espiga pasa a convertirse en el galardón principal del certamen.
Hubo que esperar a 1979 para ver los primeros galardones de Mejor Actriz (Jirina Sejbalová, por ‘Solo pro starcu damu’) y Mejor Actor (Stanislav Liubchin, por ‘Piat vetcherov’). Cinco años después, durante la vigesimonovena edición del festival, Piotr Todorovski obtiene el premio al Mejor Guión, por su trabajo en ‘Voienno-polevoi Roman’. Galardón que años más tarde, en 2010, se denominará Premio ‘Miguel Delibes’ al Mejor Guion, en homenaje a la figura del escritor vallisoletano.
En 1985, ‘Mrs. Soffel’, de Gilliam Armstrong, logra el “Premio François Truffaut” a la Mejor Ópera Prima que se convierte en Premio al Mejor Nuevo Director, en 1992. Este galardón pasaría a llamarse Premio ‘Pilar Miró’ al Mejor Nuevo Director en 1997, en homenaje a la cineasta madrileña.
La historia del festival avanzaría pareja a la aparición de nuevos premios. Esta constante sigue viva, con el nacimiento de galardones como el Premio a la Diversidad Cultural, el Premio del Público, el Premio al Mejor Cortometraje Europeo, Premio a la Mejor Música o el Premio ‘La noche del Corto Español’. También han surgido nuevas secciones, dedicadas a los más jóvenes, como son Miniminci y Seminci Joven.