Jim y Lucy son los encargados de una comunidad de exadictos que convive a las afueras de Nueva Jersey a principios de los 90, para trabajar en sus dinámicas de recuperación personal. Nathan Silver estrenó en 2015 en la sección Oficial de Rotterdam su película más visceral, una comedia negra sobre los grupos humanos y cómo estos pueden desestabilizarse con un pequeño cambio inesperado. Este factor es Ann, exnovia de uno de los internos que llega repentinamente y desata la locura entre todos. Sin un guion previo o un storyboard, Silver trabaja los personajes con los propios actores, dejando que estos den forma a sus interpretaciones y permitiendo que el director de fotografía (Adam Ginsberg) improvisase con ellos de forma simultánea. Así, el caos y la vida diaria del equipo de rodaje son los catalizadores de una película trágica y vitalista a partes iguales, que vuelve a fundir, como todo el cine de Silver, la ficción y la realidad para diseccionar los Estados Unidos.