Totò, agricultor de profesión, y su hijo Ninetto emprenden un recorrido por los alrededores de Roma para pedir una moratoria que les permita solventar una deuda que pesa sobre su finca. Durante el trayecto, los dos hablan de la vida y de la muerte con un insólito personaje: un cuervo que habla. Este dice ser un intelectual marxista de la vieja guardia y sustenta la teoría de que la humanidad se divide en dos parcelas: la que habitan los pajarracos y la que alberga a los pajaritos.