Gustaf Molander trabajó en la industria sueca del cine a lo largo de cinco décadas, firmando más de sesenta títulos en toda su carrera. Esta amplia trayectoria le llevó a explorar una diversidad de géneros y a colaborar con grandes nombres como Ingmar Bergman. Woman Without a Face es un noir escrito a cuatro manos con el aclamado director de Persona o El séptimo sello, que retrata un triángulo amoroso en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. El claroscuro y los inesperados movimientos de cámara ayudan a construir una atmósfera de misterio donde nada es lo que parece. Con personajes femeninos adelantados a su tiempo, Molander ayudó a impulsar la carrera de actrices como Harriet Andersson (Un verano con Mónica), Ingrid Bergman (Te querré siempre) y Gunn Wällgren, quien asume aquí el papel de la femme fatale con un oscuro secreto. Woman Without a Face es una obra imprescindible del cine sueco y su puesta en valor reivindica una figura fundamental que por años se mantuvo en la sombra.
Cineasta sueco nacido en Helsinki en 1888 y fallecido en Estocolmo en 1973. Entre 1907 y 1909 se formó en el Dramaten de Estocolmo, donde más adelante ejerció la docencia con alumnos como Greta Garbo. Trabajó como actor en el Teatro Sueco de Helsinki y en el propio Dramaten. Escribió varios guiones para Victor Sjöström y Mauritz Stiller, antes de debutar en 1920 con ‘Bodakungen’, que marcó el inicio de su colaboración con la Svensk Filmindustri, ayudando al gran lanzamiento del cine escandinavo. En su carrera cinematográfica, que abarca medio siglo, dirigió farsas y comedias, dramas y piezas de época, películas para niños y jóvenes, obras biográficas y otras que retrataban la guerra y sus consecuencias. Participó en el Festival de Venecia con películas como ‘Un rostro de mujer’ (1938), ‘Jacobs Stege’ (1942), ‘Eva’ (1949) y ‘Woman Without a Face’ (1947), que fue la primera de sus dos colaboraciones con un joven Ingmar Bergman como guionista (la otra fue ‘Divorciados’, 1951).